
Quienes conozcan ya este cuaderno sabrán que no gusto de extenderme en largas parrafadas sobre los libros, su contexto y circunstancias, sino que me limito (¿cortedad mental?¿consecuencias de la vida moderna?) a dar una breve valoración de las impresiones que el libro me provoca.
Sabrán también o sospecharán que me gusta la literatura japonesa, por lo que necesariamente tengo que introducir la lectura de este "libro de almohada", explicando que su autora era una dama de la corte Heian (s. X y XI) . La obra se inscribe dentro de lo que se conoce como “Zuihitsu”, un género que es más que un diario tal y como lo entendemos en occidente, y en el cual la autora (normalmente eran mujeres) escribe sobre las cosas que le ocurren, pero sobre todo sobre sentimientos, impresiones que provocan lo circundante (especialmente la naturaleza y las personas) o simples enumeraciones o listados de cosas.
El libro no puede entenderse si no hacemos un esfuerzo por comprender al menos un poco la época en la que se escribió, el crucial papel que tenían las mujeres de la corte en la cultura , especialmente la poesía, y la importancia en Japón de la contemplación sosegada, especialmente de la naturaleza. Visto así -de otra manera sería un galimatías sin sentido- este "cuaderno de impresiones antes de irse a dormir" es de un lado un documento histórico fabuloso para conocer mejor la cultura japonesa, y de otro y en muchas ocasiones un bellísimo cuadro literario.
Pero, sin duda es su autora quien nos lo describe mejor:
"Comencé a llenarlos con el relato de rarezas sobre hechos del pasado y toda clase de asuntos. Llené una enorme cantidad de hojas. En mis notas hay muchas cosas incomprensibles. Si hubiera elegido temas que las demás personas consideraban interesantes o espléndidos, o si hubiera escrito poemas sobre árboles, plantas, pájaros o insectos, los otros podrían juzgar mis escritos, tendrían derecho a afirmar "conocemos sus sentimientos". En otras palabras, la crítica sería admisible.
Pero mis notas no son de esta clase. Escribí para mi propio entretenimiento, y apunté únicamente lo que sentía. Nunca esperé recibir, sobre estos escritos causales, comentarios tan importantes como los que se dedican a notables libros de nuestro tiempo. Me sorprendo cuando escucho cómo los lectores aseguran que se sienten apabullados ante mi trabajo. Pero es natural que actúen así: conozco la mentalidad de aquellos que hablan bien de lo que detestan y critican lo que les gusta. Por eso todavía lamento que hayan leído mi libro."